sábado, 27 de junio de 2009

A dos velas

Ya he cogido el autobus. Me dirijo hacia Madrid, cuando llegue a nuestro punto de encuentro, me vendrá a buscar en coche.

Mientras espero en la esquina del metro, veo como un latino, borracho perdido, se me acerca y me pregunta "¿Tu cuanto me cobrarías por una mamada?". Forma sutil de llamarme puta.
Le mando a la mierda y me alejo un poco. Al rato, veo como un deportivo frena delante de mi.
Me subo all coche y nos dirigimos hacia el centro.



Desde luego la cam le favorece. Es bastante mono y le saco una cabeza. Llegamos al restaurante y agradezco la presencia del vino, pues estaba bastante nervioso y con cada trago mi calma aumentaba y me iba sintiendo más agusto. Es un encanto la verdad, es tal y como le esperaba.

Tras ponernos al tanto de nuestra vida y terminar la cena, cogimos el coche. "¿Quieres conocer a mis amigas?", me preguntó. A mi no me importa, así que paró el coche y las llamó.
Estaban de fiesta, así que tendría que conocerlas otro día. Mientras hablábamos un poco en el coche, antes de devolverme a mi casa, acabé por lanzarme. Me estaba portando demasiado bien con él.



Tras un largo beso, nos dirigimos hacia mi pueblo y al llegar a mi casa, solo pensaba en volver a verle.



Por cierto, tuve que inventarme una excusa, así que le dije a Raul que iba a pasar el fin de semana en casa de mi hermana estudiando.

jueves, 18 de junio de 2009

¿Verde o maduro?

Me duele todo. El cuerpo es una máquina y toda máquina se estropea.
Me he machacado tanto estos meses que me he desgarrado el isquiotibial.
Tres meses sin bailar. Me jode tener que parar, pero me queda poco tiempo para las pruebas del conservatorio y prefiero reposar.



Sigo frecuentando el Mercadona. Nada interesante. Solo obsesos por el cerdeo y sexo fácil. Irónicamente, es más fácil encontrar sexo dificil por el chat que fácil.

Llevo tiempo hablando con un hombre mayor que yo. Me resulta muy atractivo y tiene mucho mundo y comparte el gusto por lo que más me apasiona en esta vida, la danza.

Al mismo tiempo, he conocido un chaval también por el Mercadona. A partir de este momento denominaremos a este sujeto como "Ángel". Universitario, 19 años, actor y cantante. Me resulta atractivo, pero tambien es cierto que a mi el vello facial me pierde. Me da la sensación de que es demasiado gay. No me equivocaba.



Este fin de semana he quedado con "Raul", el maduro. Estoy nervioso, he de admitir. No sé si sabré desenvolverme con una persona mayor que yo, si cumpliré sus expectativas sobre mi.

He estado hablando bastante también con Ángel, y poco a poco, me esta gustando. Quiere que nos conozcamos, y me ha propuesto una cita para este fin de semana.



Dos citas un mismo día, he de decidirme.

viernes, 12 de junio de 2009

360 calorías

Se me ha caido todo encima. El castigo que se me ha impuesto por traer a casa a un desconocido ha sido peor de lo que imaginé. Me van a quitar la conexión a Internet (¡¡la hecatombe!!) pero el motivo de mi llanto no es ese.

No puedo imaginarme como será mi vida sin realizar lo que ha acabado convirtiéndose en mi forma de vida. Me van a desapuntar de Ballet.

No me arrepiento, pero no quita que me duela. Al menos tengo a J a mi lado para que me sequé las lágrimas, o eso creo.



A los días, mantuve una conversacion con mi padre. Acabó llorando. "Sólo intento ser un buen padre hijo, pero no me lo pones fácil".
No me va a desapuntar de Ballet y estaré castigado un mes sin internet. Poco a poco la tormenta va desapareciendo.

Siempre me han definido como una persona muy fría, carente de sentimientos en muchos momentos. La tarde que retomé las clases de danza tras este suceso, acabé llorando de alegría. Cada vez tengo más claro que este es mi mundo, peor J no parece entenderlo.



Mi modo de comunicación con J ha pasado a ser vía móvil.

Antes de comenzar nuestra relación le avisé que yo no disfruto de mucho tiempo libre y que no podría quedar cuando él quisiese. Me insistía para vernos todos los días, y yo rechazaba sus ofertas, lo cual acaba en discusión siempre.

Una fría noche estaba con mi amiga Mariloli tomando unas cañas en un bar, y él me llamo.
"No tienes que acceder si no quieres, ¿ok? Pero te apetece venir a pasar la noche a mi casa"
Le dije que no, y no esperaba esa respuesta. La asimiló bien.

Al llegar a casa, me encontré con que ya tenía conexión a Internet. Hablé con él, y acabé accediendo su oferta de pasar la noche en su casa. Me vino a recoger en coche y acabamos en su casa. Uno tras otro, el mismo ritual insaciable de siempre.

Cuando nos dispusimos a dormir, me sonó el móvil. Mensaje de mi padre. "Me tienes aburrido".
Me cazaron. Normal por otra parte, actúe sin montarme bien las cosas.
Ese mensaje, curiosamente, se reenvió 4 veces durante toda la noche.

Poco a poco fui entendiendo que nuestra relación solo se estaba basando en sexo, sexo y más sexo.

Una hora de sexo quema 360 calorías. Menos mal que siempre he tenido problemas para engordar y para adelgazar, sino, me hubiese quedado en los huesos.



Una tarde falté a Ballet. Pasé la tarde en su casa, follando, como no. Pero hubo un problema, los condones que tenía él no eran de una calidad muy buena, y se le rompían en cuanto se los ponía. No eran de su tamaño.

Dejó caer la posibilidad de hacerlo sin condón. No rechacé la oferta, y he de admitir que no hay color.



Al tiempo fue pensando que empezaba a pasar de él, que no quería verle e incluso que podría haber otro.

Una noche me confesó que había pasado el fin de semana con un chico, y no jugando al parchís especialmente. Se arrepentía, pero yo no puedo estar con alguien que no sabe lo que quiere.

Es el momento de dedicar plenamente mi vida a mi verdadero amor, la danza.

martes, 9 de junio de 2009

Zumo para dos

Quería conocer a alguien, alguien a quien querer, alguien quien me quiera, alguien con quien compartir mi tiempo... Y le he encontrado.



He comenzado una relación con J, mi primera relación seria se puede decir. Sólo de pensarlo se me dibuja una sonrisa en la cara. En pleno Invierno, con la nieve callendo sobre Madrid, nuestra relación se consolida poco a poco, y, aunque lo único que nos forma como pareja son nuestras numerosas relaciones sexuales, a su lado me siento más feliz que con nadie.



Nos dirigimos en coche hacia el polígono industrial de mi pueblo. Esta todo nevado, y acabamos por meternos en un callejón, necesitamos intimidad para lo que se avecina. Tras los preliminares pasamos a la penetración. Él empezó a introducir su sexo en mi ano y yo me apoyé sobre el asiento delantero del conductor, cuando de repente, mi peso provocó que del coche saliese un pitido provocado por la bocina del volante. Este ruido fue bastante inesperado para nosotros y nos entró la risa.

Tras un rato penetrándome a duras penas (digan lo que digan, los coches son super incómodos) él dijo "Tengo que hacer esto". Abrió la puerta, me sacó del coche, me apoyó contra el frío capó, con los pies descalzos apoyados sobre la nieve del suelo, y ahí comenzó a penetrarme fuertemente. Cuando nuestra sensibilidad empezó a verse afectada, volvimos al coche, con una sonrisa pícara dibujada en la cara, ha sido una experiencia divertida.

Terminó por penetrarme en "la postura fatal", postura la cual me vuelve loco y acabo por correrme siempre en esa posición.



Hoy es su cumpleaños, y una locura ha surgido en mi cabeza. A la noche, se quedaría a dormir conmigo en mi casa, aun estando mi padre en la habitación contigua. Debido a la abundante nieve, mi padre me dijo que seguramente al día siguiente tendría que madrugar para ir a trabajar y retirar la nieve del pueblo, así que el escape de J no será difícil.

Llegó a mi casa en coche, nos subimos y fuimos a un lugar ya conocido, el polígono de mi pueblo. Ahí comenzamos el típico ritual en la parte trasera de su coche, sólo que hoy, me siento más cañero sexualmente. Curiosamente, hoy volví a apoyarme sobre el volante y otro pitido nos provocó una risa tonta a ambos. Mi excitación ha llegado a tal punto, que estoy agarrado fuertemente a los cabeceros traseros, llevando todo el control de la penetración. Los gemidos de J cada vez son más fuertes, y los bruscos movimientos del coche delantan totalmente nuestros actos. Tras corrernos los dos, añadió él: "Qué sepas, que ahora mismo me acabas de violar".



A las 12 de la noche, como si de Cenicienta me tratase, regresé a casa, pero esta vez Cenicienta trajo a su Príncipe, y no tenían buenas intenciones. Nos acostamos en mi cama, y como si de conejos nos tratásemos, toda la noche, un polvo tras otro, intentando no hacer ruido para no despertar a mi padre, pero los gemidos se escapaban alguna que otra vez.

A las 8 de la mañana, destrozados, J me dijo que le pareció escuchar a mi padre irse. Fui a comprobarlo a la cocina, y descubrí que J se equivocó. Mi padre seguía allí. Bebí un vaso de zumo de naranja y dije a mi padre que me iba a acostar de nuevo. Al volver a la cama, le informé de la situación. No le tuvo que importar mucho, pues se avalanzó hacia mi y volvimos al ruedo.

Al rato, cuando me encontraba encima de él, la puerta se empezó a abrir. Se trataba de mi padre, pero no consiguió entrar. Al final resultó que el pomo de mi puerta, si le haces un movimiento de muñeca, se bloquea. Al final si tiene pestillo.

Rápidamente, me puse una camiseta, y sólo una camiseta, abrí la puerta y pregunté a mi padre que quería. Se me olvidó el dato de que mi pene se encontraba erecto. Tenía él un vaso de zumo de naranja natural en las manos, y dijo que venía a darmelo. Lo cogí y me preguntó: "¿No estas solo verdad?". "No", le respondí. "Muchas gracias por la confianza que depositas en mí", me recriminó. Se dió media vuelta, y yo bastante preocupado me senté en la cama.

J intentó animarme, y dijo "No te preocupes, si creo que no le ha importado tanto, me esta haciendo otro zumo a mi". Anonadado, escuchaba de fondo en la cocina el sonido del exprimidor.

Al rato, mi padre llamó a la puerta. Efectivamente, había hecho otro zumo para J.



Tras vestirnos, nos fuimos de mi casa, necesitaba tomar el aire. "Ahora hablamos cuando vuelva", le dije a mi padre.

Fuimos en coche a un parque de mi pueblo, todo nevado. Dimos un paseo abrazados y, tras desahogarme con un par de gritos, cogimos el coche y dimos una vuelta por el pueblo.

Acabamos en la estación de cercanías. Y en la parte delantera del coche, comencé a realizarle una felación a J. Nos puede el vicio.

viernes, 22 de mayo de 2009

Sólo con coco

He mantenido el contacto con J via messenger tras nuestro primer encuentro y, al mismo tiempo, noto que algo se esta originando en mi interior, y no, no me refiero a haberme quedado embarazado.

A día de hoy, siento que mi vida sexual, aunque muy placentera, ha estado vacia de sentimiento. Sentirme querido por alguien, y que ese sentimiento sea recíproco, es algo, que a día de hoy aún desconozco. Este modo de pensar ha hecho replantearme mi vida y he llegado a una conclusión. Quiero conocer a alguien, alguien a quien querer, alguien quien me quiera, alguien con quien compartir mi tiempo...



Me dirijo hacia Mostoles, he quedado con J. La idea principal es solo hablar, los dos estamos de bajón y hemos conectado bastante, pero la carne es débil. Tras ir al extraradio de la ciudad, nos situamos en la parte trasera del coche. Nos abrazamos el uno al otro, y nada más.

Sólamente usé dos de mis sentidos. El oido me permitía escuchar esos pasos de elefante que salían de su torso, y el tacto, me hacía darme cuenta de la presión que sus brazos ejercían sobre mí, cada vez más fuerte, como si no quisiera dejarme escapar.

Al final, al igual que en la primera cita, mis labios se juntaron a milésimas de distancia de los suyos, y como en el pásado, el primero en lanzarse volvió a ser él.

De los besos pasamos a las caricias, de las caricias, a la masturbación, de la masturbación, al sexo oral... Y nada más. No teníamos condones, así que todo quedaría en eso.

Me senté frente a él y agarré nuestros penes con mis manos, masturbando ambos al unisono. Nuestro calor corporal hizo que las ventanas del coche se llenarán de vaho, delatando el uso que estabamos dando al coche. Acabamos por corrernos al mismo tiempo. Tras esto, ocurrió algo que no me esperaba.

Volví a acabar rodeado por sus brazos, sintiendo sus latidos y su respiración sobre mi, algo que a día de hoy, nunca había experimentado. Y me gustó, ya lo creo que me gustó...

martes, 12 de mayo de 2009

Sequia interrumpida

El Invierno ha llegado y mi cuerpo, a diferencia del clima, está más caliente que nunca. Ha pasado casi una estación entera desde que mantuve mi última relación sexual. Largo tiempo ha transcurrido desde mi último ingreso al Mercadona y, hoy, es el momento de volver a visitarlo.

Tras recibir numerosas ofertas, acabo optando por una que me ha llamado la atención. Parece que tiene muy seguro lo que busca, sin ningún malentendido, y eso me gusta. Comenzamos a mantener una conversación de índole sexual que evolucionó a algo más personal. El chaval es un encanto y, aunque físicamente no me convezca del todo, me atrae. Acordamos nuestra cita tres días después de conocernos por el chat. J, se convertiría en la lluvia que calmaría mi sequía.



Estoy impaciente. Me encuentro en la estación de trenes de mi pueblo y los minutos se están convirtiendo en horas para mí. Tras mi larga espera, el tren llegó, y para mi colofón, no avistaba a J entre los pasajeros que bajaron de él. "¿Me habrá dado plantón?", pensé.

Pero mi vista solo me jugó una mala pasada. Ahí se encontraba, caminando hacia mi. Era más alto de lo que me imaginaba, y esa cazadora de cuero, sumado a las gafas de sol y a su melena, le da un aspecto heavy que me pone bastante. Me gusta, y para mi pesar, tendré que controlarme hasta que lleguemos a mi casa, aunque si por mi fuese, le violaba ahí mismo.



En persona es igual que por messenger, lo cual agradezco porque ha conseguido que el camino hacia mi casa se me haga ligero y ameno. Introduzco las llaves en el portal. El ascensor ya estaba esperándonos, nos introducimos y al cerrarse la puerta, le empujé contra la pared y le besé. Me apretó hacia él fuertemente agarrándome por el culo. No era el único que estaba impaciente.

"Me alegra saber que tenías tantas ganas", dijo J cuando me giré para pulsar el botón del ascensor. "No lo sabes bien", le respondí antes de lanzarme de nuevo hacia él. Mientras abría la puerta de mi casa, él me agarraba fuertemente el trasero. Me esta poniendo a cien.

Entramos en casa y le conduje rápidamente a mi cama. Cerró la puerta, yo aproveché para bajar las persianas y, al girarme, él me agarró fuertemente y me empujó contra la cama. Se lanzó hacia mí, y no hizo nada más. Solo dejó sus labios a milésimas de los mios, sintiendo su respiración sobre mi. Entendí la situación y le seguí el juego. Terminó por comerme la boca el primero, gané.

Su boca pasó de la mía a mi cuello, incando sus dientes en él. Le empujé con fuerza tomando el control de la situación. Tras desnudarle, mi lengua empezó a recorrer su torso, bajando por el ombligo y terminando en su pene. Comencé a realizarle una de las prácticas que más me gusta, el sexo oral. "Puta bolita..." decía de vez en cuando, refiriéndose al piercing de mi lengua.

Sonó mi móvil, se trataba de mi hermana pero no se lo cogí. Él aprovechó este respiro para colocarme debajo suya. Sentí la punta de su erecto pene en mi ano, y sin ningún tipo de penetración previa ni uso de lubricante, me lo introdujo por completo. Pensé que me moría, pero con cada uno de sus fuertes movimientos de cadera, mi cuerpo fue adquiriendo un estado de placer progresivo.



Al rato, un temor se apoderó de nosotros. La puerta de la casa había sonado y unos pasos se dirigían hacia mi habitación. Rápidamente nos levantamos, me vestí y me dirigí a la puerta, la cual se abrió a mi llegada.

Mi hermana enfrente, yo semidesnudo hablando con ella, y al otro lado de la puerta, J en calzoncillos. "Joder, que te estaba llamando, que no tengo llaves de esta casa y tenía que subir a por unos papeles del perro", me explicó mi hermana. "¡Ay lo siento! Es que estaba durmiendo", me excusé. Mi hermana se dirigió de nuevo a la cocina, y desde mi habitación podía distinguir dos voces masculinas, la de mi padre y la de mi cuñado.

"Espera aquí, vuelvo en cuanto se vayan", le dije a J. Me dirigí a la cocina, y entendí que mi hermana, tras no poder hablar conmigo llamó a mi padre para que le abriese la puerta. "Bueno Papá, yo me voy a acostar de nuevo, que tengo sueño. ¿Tú vuelves al trabajo, no?". "Ni de coña, yo ya me quedó aquí, ja ja ja". Mi hermana y mi cuñado se fueron enseguida, pero bajo estas cuatro paredes, aun quedaba una persona con la que mi padre no contaba.



Tras volver a la habitación, allí se encontraba J, sentado sobre la cama, más nervioso que yo. Me lancé de nuevo hacia él, pero me paró y preguntó "¿Se han ido ya?". Una gran virtud o un gran defecto mio, según se mire, es que soy una persona muy sincera. "Aun está mi padre, y no se va a ir". Su cara de pánico me superó. "¿Tiene pestillo la puerta?", me preguntó. Me levanté, puse el pestillo y retomamos lo que habíamos empezado antes.

Me apoyó la cabeza contra la almohada, él introdujo su pene en mi ano. Sus brazos recorrían mi pecho y sus manos se agarraban de mis hombros. Estaba complétamente agarrado a mi, lo cual le permitía penetrarme con fuerza mientras me comía la oreja. Nuestro movimiento estaba originando bastante ruido en el mueble de la cama y por miedo a que mi padre nos pudiese pillar, debía aguantarme los gemidos, aunque de vez en cuando no los podía controlar y soltaba alguno.

Me dio la vuelta, penetrándome de tal forma que nos veíamos mutuamente la cara. Mientras él seguía con sus movimientos pélvicos, yo me agarraba fuertemente de las sábanas con la mano izquierda mientras me masturbaba con la derecha. En esa postura, acabamos alcanzando el climax los dos casi al unisono.



Ahora toca lo más difícil, sacar de mi casa a un tío de 1'90 sin que mi padre le vea. Me dirigí a la cocina para despedirme de mi padre, los Domingos siempre como con mi madre. Abrí la puerta que da a la calle y rápidamente J cruzó la entrada. Un último adiós lancé a mi padre, comprobando que todo iba bien.

De camino a la estación nos reímos de la situación. A mitad de trayecto, en un parque, mi hermana estaba bajando al perro. Me acerqué a saludarla y retomé mi camino. A la altura de casa de mi madre, J me dijo que sabía volver a la estación desde ahí él solo, así que no hacía falta que le acompañase. Acepté su propuesta y me despedí de él.

Subiendo el ascensor de casa de mi madre, vi el enorme chupetón que me había provocado en el cuello J. Ese chupetón fue la mofa de la comida.



Tras esta experiencia, me replanteé la modificación de las reglas de mi juego. A partir de ahora, si alguien me gusta y me lo hace pasar bien, adquiere el derecho de repetir.

Y, de forma graciosa, durante la experiencia con J, descubrí que mi habitación, en realidad, no tiene pestillo.

miércoles, 6 de mayo de 2009

Mi sueño

Todo comenzó en un teatro. Mi instituto había organizado una excursión para ver una obra de danza contemporánea, cuya compañía previamente había visitado mi centro educativo para hablarnos un poco sobre ellos y hacer un pequeño taller de danza.

Dicha compañía estaba formada únicamente por cuatro personas, tres chicas y un chico. Y, desde que las luces del teatro bajaron su intensidad para dar comienzo a la obra, todo mi interés, al contrario que al del resto de mis compañeros, se centró en la obra. Cada movimiento que realizaban me fascinaba. El modo de comunicarse únicamente con su cuerpo, poder trabajar en el mundo de la danza tiene que ser muy sacrificado, pero muy placentero.

Cuando el único varón de la compañía salió a escena, toda mi atención recayó en él. "Quiero ser cómo él", pensé.

Al terminar la obra, los bailarines comenzaron una rueda de preguntas entre el público. Las manos se alzaron, y entre ellas, la mía. Al final no tuve que realizar mi pregunta, pues, una chica se me adelantó y formuló la pregunta que a mi me interesaba: ¿desde que edad llevan bailando?

"Yo empecé a los 8 años". "Yo un poco antes, a los 6". "Yo a los 8 también". Esas fueron las respuestas de las bailarinas. Por último, el bailarín que tanto me entusiasmo durante la hora anterior dijo "Yo empecé algo más tarde, comencé con 18 años".

Esta claro que la edad no importa para empezar algo que te gusta, y desde ese día tuve claro a lo que quería dedicarme en el futuro... Quería ser bailarin.

Me informé, y al tiempo, empecé a tomar mis primeras clases.



Comencé a recibir clases de ballet clásico y ballet moderno en una escuela pública de mi pueblo. No me extrañó ser el único chico en la clase, el mundo de la danza, y sobre todo, el ballet, siempre se ha enfocado al sector femenino.

Desde el primer momento en el que pisé la escuela y empecé a tomar mis primeras clases, tuve claro que por fin encontré algo que me llena. Noelia, mi profesora, es un sol. "Te desenvuelves muy bien bailando, ¿no me estarás engañando y ya habrás bailado también en el pasado, no?". Esa teoría que ella tenía al verme en su clase de moderno se vino a bajo al verme en mi primera clase de ballet. Me mencionó si hacía esto por hobbie o si me interesaría dedicarme a bailar profesionalmente. Al conocer mi situación, me propuso prepararme durante este año para presentarme al conservatorio en Junio. Me espera un duro trabajo.

Gracias a que ella habló con el director de la escuela, conseguí clases gratis. Pasaba las tardes en la escuela, que pasó a ser mi segunda casa, y evolucioné bastante rápido, hasta alcanzar el nivel de 4º, el curso más avanzado dentro de la escuela.

Tantas horas de sacrificio dan su fruto y, gracias al nuevo estilo de vida que he adquirido, me siento mejor que nunca. No me va mal en los estudios, puedo compaginar los obligatorios con la danza. Llevo varios meses sin mantener ninguna relación sexual, pero en estos momentos, no lo considero una prioridad ni algo necesario. He ampliado mi circulo de amistades. Mis compañeras de ballet son de lo mejor. Y sobre todo, gracias a mis comienzos en el mundo de la danza y al dedicarle tantas horas, he conseguido olvidarme de S. Tarea ardua y díficil al principio. El primer amor nunca se olvida.



Dicen que lo más grande que a uno le puede suceder, es amar, y ser correspondido. Aún no lo puedo corroborar.

martes, 5 de mayo de 2009

No siempre se gana

Ha pasado un tiempo desde que S y yo hablamos por messenger, y cada vez, tengo más claro, que me estoy enamorando de él. A mi parecer, no es algo recíproco, solo le gusto. Pero con saber que algún día podríamos tener algo me conformo.

Una noche, al encender el móvil me encontré un sms con 8 perdidas de él. "Ocho perdidas tuyas me encontré al encender el móvil. Ocho sms mios recibirás ahora intentando conquistarte".

Esa noche, al cuarto mensaje, me llamó. Me encantó oír su voz. Aunque posteriormente entendí que solo lo hizo para no mandarle más sms. Le estaba agobiando.



Este fin de semana quizás viene a Madrid y nos conocemos. Me muero por verle, poder estar a su lado, hablar con él cara a cara, abrazarle, besarle... Pero en el último momento, el posible viaje no se efectuó.

Seguíamos hablando por messenger, pero la cosa empezaba a ser distinta. Empezamos a distanciarnos, ya no hablábamos tanto... Los días sin hablar se convirtieron en semanas, las semanas, en meses.

De vez en cuando manteníamos alguna conversación rápida y estúpida. Nada más. Sólo he sido una novedad en su vida, y se agobió, así que nuestra relación nunca prosperó.



Entonces me acordé de lo que le dije a Javier en una ocasión: "No siempre se gana". Y está claro, que en esta ocasión, he perdido.

lunes, 4 de mayo de 2009

El hombre de hielo

He encontrado una razón para mi, para cambiar quien solía ser... Una razón para comenzar de nuevo... Y esa razón, eres tú.



Todo comenzó como una simple curiosidad, pero ya sabéis lo que dicen... La curiosidad, mató al gato.

Nunca he tenido una conexión tan fuerte con nadie. Me encuentro hablando con una persona que vive a 500 km de distancia, pero para mi, durante las horas que llevamos hablando me ha parecido tenerle a mi lado. Cada tecla que pulsa para hacerme saber de él o interesarse por mí me abstrae de todo lo demás.

Es un buen tío, alguien en quien puedo confiar, alguien a quien estoy dispuesto a brindar mi amistad, alguien a quien me muero por conocer.

Los días transcurren, y seguimos en la misma onda. Las noches que no nos despedíamos recibía un mensaje suyo, deseándome las buenas noches. 

Un temor se esta apoderando de mi... me esta empezando a gustar, y hasta ahora, nadie me había hecho sentir algo parecido.  Siempre me han dado miedo las relaciones sentimentales, al fin y al cabo, siempre acaban haciéndote daño. Y, por primera vez en mi vida, me estaba ilusionando por alguien. ¿Merecerá la pena luchar por S? Solo me hace falta ver una foto suya para sentir como me derrito por él. Su fea nariz, su sonrisa de niño, su perilla de bohemio... No sé si merecerá la pena luchar, pero al menos, yo estoy dispuesto a hacerlo.

El me confesó ser muy frío a la hora de los temas sentimentales y que para esas cosas es muy raro. Razón por la que le llamaba el hombre de hielo o el hombre roca. Pero bajo mi punto de vista, toda roca necesita un escultor. E intentaré por todos los medios en ser el suyo.



Aunque no todo es de color rosa. La situación con Javier cada vez es más insoportable. Mi móvil no para de sonar y en cuanto entro al messenger, él ya esta ahí esperándome ansioso por interrogarme. Dónde he estado, con quien he hablado... Esta más paranoico y celoso que nunca, la situación se me esta empezando a quedar grande.

Los exámenes le están saliendo mal, ha fallecido su abuela... necesita de mi consuelo, según él. Sé que solo se trata de una estrategia para poder acostarse conmigo, y rechazo su oferta. No puedo más, me siento acosado.

Mi móvil recibe llamadas por su parte constantemente. Debo cortar esto de raíz, pienso. Al coger mi móvil para llamarle y dejar las cosas claras, veo que tengo un mensaje no leído.

De repente una sonrisa se dibujó en mi cara, era S. Solo se trataba de un sms informándome de dos llamadas perdidas suyas, pero ese mensaje, me dio las fuerzas para seguir adelante con lo que tengo en mente...

domingo, 3 de mayo de 2009

Física o química

Desde el momento en que Javier y yo hablamos por messenger, supe que me traería problemas.



Me he vuelto un adicto al chat y recibo ofertas por todos lados de hombres que me resultan muy atractivos. De todas formas, ninguno me acaba de convencer y no me atrevo a quedar con ninguno.

Uno de los múltiples sujetos que intentaban tener algún tipo de relación conmigo, era un universitario estudiante de física. Javier. Un cuerpo muy definido, una cara muy atractiva y... un obseso por mantener conversaciones de índole sexual. Al principio no le hacía mucho caso, y siempre me decía "Qué pena que no busques novio...".

Un día empezamos a hablar, una conversación seria y normal. Nos contamos nuestras respectivas vidas y acabó habiendo mucha química entre los dos.

Las conversaciones duraron un par de días más y me empezó a gustar bastante. "Quiero oír tu voz", me dijo. Nunca me ha gustado hablar por teléfono, y se lo hice saber. Acabé accediendo a realizar una llamada a su casa. Estaba de los nervios, pero poco a poco me relajé y me acabe por coger gustillo a charlar por teléfono.

"Que pena que no busques novio...". Esa frase me la repetía constantemente, por supuesto, no iba a comenzar una relación con alguien que solo conozco por internet. Pero poco a poco se iba ganando mi confianza. Acabé por proponerle que nos conociésemos en persona. El miércoles, a la salida de un examen suyo, le iría a buscar a la universidad. Quedaba exáctamente una semana.



Me llamaba constantemente y nos contábamos lo que habíamos hecho al cabo del día. Desde luego, le juzgué mal al principio, es un encanto y se lo esta currando.

Ese fin de semana, eran las fiestas de Mostoles y D y A vinieron de Barcelona. Fuí a recogerlas a Avenida de América el Viernes. En principio, solo D se hospedaría en mi casa, pero A se quedó tirada, y ya sabéis lo que dicen, donde caben dos caben tres, y mi cama es muy grande.

Cuando llegamos a mi casa para dejar las maletas, ellas dos regresaron a Madrid, al concierto de un amigo nuestro. Decidí no ir por si pedían DNI. Le comenté a Javier que este finde lo pasaría con ellas y añadí "Tranquilo, me portaré bien en las fiestas de Mostoles, si alguien me propone algo les diré que estoy casado contigo". Le alegró bastante oír eso por mi parte, aunque yo no hablaba en serio.



A las 22.00 salí de mi pueblo para dirigirme a Mostoles. Teóricamente, el concierto terminaría a las 23.00, y cuando terminara D me llamaría nos encontraríamos posteriormente en Puerta del Sur. Me mandó un sms diciendo que volviese a mi casa. Eran las 22.20 y veinte y no había comenzado a tocar el grupo de Z. "No importa, os espero en Puerta del Sur, lo prefiero a estar encerrado en casa". Mala elección.

Llegué a las 23.45 a puerta del Sur. Las 00.00... Las 00.30... La 1.00... Estaba de los nervios, quería que llegasen ya, y encima, no me cogían el teléfono. En un acto de depresión me recorrí toda la zona de metro. Y, en la última de mis múltiples subidas por las escaleras, vi una cara conocida. N acompañada de un chico y una chica que no conocía. Abracé a N con todas mis fuerzas diciendo: "¡¡Dios!! Eres mi salvación".

Ellos también venían del concierto, así que D y A no tardarían en llegar. Deberían darse prisa, el último metro estaba al caer. Llegaron al mismo tiempo que el último tren, y mientras nos dirigíamos a Mostoles, se disculparon por dejarme abandonado. No importa, es hora de la fiesta.

Al llegar a Mostoles, le mandé un mensaje a Javier comentándole lo sucedido.

Fue una noche muy divertida, donde conocí a bastantes personas del círculo de N que me cayeron bastante bien. Por algún motivo, no podía quitarme de la cabeza a Javier, así que no activé el chip de ligar y no hubo presa alguna aquella noche. En cambio, D se lizó con Zi, y D se lió con Z.

Al final de la noche, no sé como, pero nos dirigíamos A, D, Z y yo en cercanías hacia mi pueblo. Llegamos a mi casa y, para la sorpresa de mi padre, había un intruso con el que no contaba.



Al día siguiente no hablé mucho con Javier, solo le saludé por msn y le dije que estaba ocupado atendiendo a mis visitas. Ya hablaríamos el Domingo cuando se fuesen.



El Viernes y el Sábado también estuvimos en las fiestas de Mostoles.

¿Novedades? El Viernes D se lió con Z, y A se lió con el mejor amigo de Z. Y para terminar el combo, el Sábado D se lió con X. Persona de la cual, acabó enamorándose posteriormente, un amor fatal.



El domingo, mis inquilinas se marcharon de vuelta a Barcelona, y ahora me tocaba hablar con Javier. Discutimos bastante... bastante. Tenía argumentos que me parecían estúpidos. Cansado de tantas tonterías, acabé por decirle "Encantado". Y le eliminé de mis contactos.

Para mala suerte la mía, no recordaba que, antes de darme su msn real, el primer sitio por donde hablamos fue su msn de los ligues, una especie de filtro para las personas que de verdad le interesan.

Estaba fuera de sí. Me amenazaba con que siguiésemos hablando o me jodería la vida. "No sabes quien soy yo y la de daño que te puedo hacer, y como se te ocurra desconectarte pienso estar toda la noche llamándote al móvil o a casa hasta que hablemos".

Me estaba asustando realmente y acabe por entender que, si quería salir de esta, debería utilizar mi empatía y seguirle el rollo. Acabe por arreglar la situación, pero esta claro que ya nada sería lo mismo, he conocido la verdadera cara de Javier. Una cara agresiva y celosa.



Al día siguiente, cotilleando el fotolog de M, acabé por mirar el fotolog de un amigo suyo al cual escribía sms's por la noche cuando estábamos en cama. Me autopresenté dejándole una firma y...

Nunca pensé que ese acto cambiaría tanto mi vida posteriormente...

sábado, 2 de mayo de 2009

Hay alguien ahí

Siempre se ha dicho que la vida esta llena de puertas y que debemos hacer nuestras elecciones ante los desvíos que los diferentes caminos nos ofrecen.



Estoy alcoholizado y con unas ganas increíbles de sexo. Me encuentro en la macrodiscoteca de mi pueblo, donde el alcohol es de mala calidad y de precios elevados, la música es pésima y, lo que es peor, no hay ningún homosexual a la vista.

Llevo un rato con mi circulo de amistades bailando y haciendo el tonto. Si tengo que aguantar esto mucho más, necesitaré más alcohol en vena. Me dirigí a la barra de uno de los puestos dirigidos por los distintos locales de mi pueblo. "Un chupito de tequila, por favor".

"Ponme a mi un chupito de tequila y otro para el chaval", dijo una voz a mi lado. Un hombre de unos 25 años se encontraba a mi lado. Me lo quedé mirando, perplejo. Me sonrió, y ahí entendí que mi amigo el Tequila me ayudaría de nuevo a ligar.

"No sé si debería beber más, ¿eh? Dentro de poco no sé si seré consciente de lo que haga".

"Mejor, así me será más fácil ligar contigo". Me pregunto si estará de coña, pero le veo muy convencido. Solo me limito a sonreírle. "Parece que no te ha disgustado mi comentario", me suelta. "¿A mí? Poco me conoces", le reproché.

De repente, se acercó a mi y, susurrándome al oído dijo "Si me dejas podríamos conocernos mejor mientras vamos a mi casa".

Sin pensármelo dos veces, y sin avisar a mis amigos me dirigí con este extraño a la salida del campo de fútbol, lugar donde el ayuntamiento sitúa la macro. Andamos un buen trecho hasta llegar a su coche, mientras manteníamos una conversación bastante entretenida.



Al llegar a su casa, me dijo que debía comprobar si sus padres se encontraban en ella. Me metió en su cuarto, y mientras él comprobaba si había alguien en la casa, me acomodé en la cama. Regresó, y con una sonrisa se abalanzó sobre mi. "No hay moros en la costa, ¿no?", le pregunté. "No te preocupes".

Comenzó a desnudarme. Se trata de un buen amante, sabe acariciar muy bien y me esta excitando bastante. Su lengua empieza a recorrer mi cuello... baja por mi torso y termina por realizarme una felación. No tardé en correrme, aún así, nunca he tenido problemas de erección. A pesar de eyacular, mi pene suele mantenerse rígido, y más aún si me encuentro a un sujeto que sabe satisfacerme tan bien. Comprendió que, aunque yo ya hubiese alcanzado el climax, quería más. Me giró, y comenzó a penetrarme.

Me he encontrado a un dios del sexo. Y mientras él, poco a poco me hacía alcanzar la gloria, oí un ruido. "Creo que han llegado tus padres", le dije asustado. "No te preocupes, mis padres están aquí desde que llegamos".

Ante mi cara de indignación, me explicó que sus padres son sordomudos, así que por mucho ruido que hiciésemos ni se enterarían. Mi cara de incredulidad le animó a pegar un grito, afirmando su teoría.

"Ya te lo dije, no te preocupes y disfruta". Le hice caso, adopté el control y comencé a satisfacerle.

La gente siempre dice que, en una relación, prefieren estar debajo. Mi caso es el contrario, llevar las riendas de la situación, y ser yo quien, con cada movimiento de mi cadera, pueda ver la cara de placer que adopta mi juguete.

Entre nuestros gemidos y el sonido de la cama, estábamos haciendo bastante ruido, y, finalmente, el orgasmo que le provoqué fue la nota final.

Me cogió en brazos y me situó junto a él en la cama, abrazados, con mi cabeza apoyada sobre su pecho, donde me dormí.



Al despertarme, me encontré encima del hombre que tanto placer me había proporcionado durante la noche. Me incorporé y miré el reloj de mi móvil. Las diez y media. Debo volver a casa. Empecé a vestirme. "'¿A dónde vas?". "Debo irme, es tarde y debo dar señales de vida a mi padre", le contesté.

"¿Vas a irte sin pegarte una ducha?". Se levantó y me empezó a arrastrar al baño. "Un momento, ¿y tus padres?", le pregunté. "Tranquilo, a estas horas no estarán en casa".

Me desnudó y me metió en la ducha con él. De nuevo, bajo el agua que caía sobre nosotros, comenzó el mismo ritual que durante la noche tanto me hizo gozar.

viernes, 1 de mayo de 2009

Las apariencias engañan

El primer contacto sexual que tuve con una persona conocida por chat, me animo a frencuentarlo muy a menudo. Aprovechaba cualquier estancia en el ordenador para ver la mercancía que abastecía el Mercadona. Me estoy convirtiendo en un adicto. No tenía bastante con ser fumador, alcohólico y mal estudiante.

Entre mi lista de posibles candidatos para un segundo encuentro, acabé eligiendo a Fran. Tenía un físico impresionante y era agradable mantener una conversación con él vía msn.

Decidimos quedar el Miércoles siguiente, la casa de mi madre estaba vacía y tenía que aprovecharlo.

Recibí un mensaje suyo. "Ya he cogido el autobús hacia tu pueblo, espero que estés preparado para pasarlo bien".

Como un niño ansioso esperando a que pase el carrito de los helados, fui a la parada de autobús. De pronto, frente a mi, el ansiado carrito llegó, y con él, el helado que me satisfacería.

Bajó del autobús y me reconoció en seguida, y, para mi asombro, su rostro se enrojeció. "No suelo quedar mucho con personas del chat", me confesó. "¿Te crees que yo sí?, le pregunté a modo de respuesta.

Llegamos a casa de mi madre, él seguía muy nervioso, y para romper el hielo, me abalancé sobre él y comencé a besarle. Él se dejó llevar, y empezó a adoptar un rol muy dominante que me excitó bastante. Me agarraba fuertemente el trasero mientras me mordía el cuello, me quitó la camiseta y empezó a recorrer su lengua por cada centímetro de mi cuerpo. Se notaba que sus nervios habían cesado.

Tras olvidarse completamente de él y darme placer únicamente a mi, debía tomarle el relevo. Fracasé, al intentar ser yo quien tomara la iniciativa, me agarró fuertemente y dijo "Chss... Sólo haz lo que yo te diga."

Se bajó el pantalón, y me acercó la cara hacia su sexo. Fui a introducirme su pene en la boca, pero me paró la cara. "Quieto, déjame a mi el trabajo". Me introdujo su pene, y comenzó a lo que comunmente se conoce como "follar la boca".

Me tenía agarrada la cabeza con sus manos así que él tenía el control del tamaño de pene a introducir, pero tenía tendencia por introducirlo por completo. Agradezco que se cansara rápido de tener que realizar un movimiento de cadera para darse placer, faltaba poco para mi asfixia.

Con un movimiento de cabeza me dio a entender que tomase ahora yo el control de la felación. Él estaba perfectamente depilado, así que mientras le masturbaba, comencé a pasar mi lengua entre sus genitales. La expresión de su cara me hizo entender que, en esos momentos, se encontraba en un estado de placer total.

Al rato, mientras yo seguía al tema, el hombre que estaba tras el pene que yo tenía en la boca me dio un cachete en el culo, pero no de los tiernos, sino de los bestias, ante el susto, mi cuerpo reaccionó cerrando la boca… auch.

Después de un tiempo para que se le pasara un poquito el dolor, pasamos a la penetración. Al principio me preguntaba a mí mismo si él estaba siendo tan bestia debido al accidente con el cierre de mi mandíbula. Luego entendí, que era así. Se conoce que él debía estar muy excitado, pues cuando aceleraba un poco frenaba de golpe diciendo "Espera que me corro".

Me dio otro cachete, esta vez estaba preparado, mientras estábamos los dos de pie, besándonos y tocándonos. Me dio otro cachete, y otro y otro, joder, me estaba pegando una paliza, no me va el sado y me estaban hinchando a hostias, así que decidí tomar las riendas, saliva en la mano, dos movimientos maestros de muñeca, un “espera que me corro” y maté la faena antes de tener que llamar al 112.

Con la mentira de que mi hermano llegaría en breves, le eché de casa. No me había corrido, pero al menos salí vivo de esa experiencia. Aún así, no me gusta dejar nada a medias, y a mi cuerpo menos.

Y ya sabéis lo que dicen. Nadie te va a tocar mejor que tú mismo.

jueves, 30 de abril de 2009

El mejor amigo del hombre

Es increíble como internet ha cambiado a la sociedad de hoy en día. La forma en que nos entretenemos, buscamos información, compramos... Y la forma en que ligamos. Hoy en día, por internet se puede conocer gente mediante distintas páginas: Tuenti, Facebook, Fotolog...

Pero la forma de ligar más interesante, bajo mi punto de vista, son los chats.

Un chat es una página donde adoptas un nick e interactúas con otras personas de distintas partes del mundo. Lo más curioso, es que, hoy en día, el 99% de las personas que frecuentan los chats, solo buscan una cosa... sexo fácil.

Tras un periodo de tiempo manteniendo relaciones con desconocidos que me encontraba cuando salía de fiesta, me dio por investigar este nuevo mundo: los chats. Solo hay una cosa de la que no advierten... Una vez entras en ese mundo, es muy difícil salir, se convierte en tu nicotina.



En red, actualmente hay numerosos chats: terra, yahoo, orange, portalchat... El que más me llamo la atención, fue el chat de chueca, aunque a partir de ahora me referiré a él como Mercadona. Eso en realidad no es un chat, es un simple supermercado, en el que entras, observas la mercancía, y la que te gusta, te la llevas.

Es importante adoptar un nick que sea llamativo y venda, y yo, eso siempre he sabido hacerlo muy bien. Es curioso, como las personas que se introducen en los chats, se sienten tan atraídos por personas que dicen ser heterosexuales. Perdóname, estas en un chat de maricas sedientos de sexo, no puedes decir que eres hetero y que te mueres por comer una poya.

De todas formas, si eso es lo que más vende, ese será mi nick: Hetero_18.

Al instante, decenas de conversaciones privadas me invaden. "Hola, ¿qué tal? ¿de donde eres? ¿qué buscas? ¿eres sumiso? ¿la tragas entera? Tengo 44, ¿te importa?". Esas las frases más comunes que una persona te puede soltar por un chat.

Aunque no niego que busque sexo por un chat, no voy a tirarme al primer desesperado que se me presente. Se lo tendrán que currar. Aún así, como no pierdo nada por informarme sobre mis sujetos, a algunos les sigo el juego, pero siempre termina en el momento en el que pasan su foto.

Es muy fácil decir que mides 1'80, estas fibrado, ojos verdes, pelo corto, sin pluma, 18 centímetros... Pero a la hora de la verdad, todo eso se descubre. ¿Qué ganas mintiendo desde el principio?



Parecía que mi primera experiencia en un chat no iba a dar sus frutos. Cuando de repente, me abre un privado alguien que misteriosamente me atrae. Su nick era: "SoyMuyFeo".

No se distinguía mucho de los otros, utilizaba el mismo patrón de preguntas. Pero de repente, uno de sus datos, fue de especial interes para mi. Este chaval, vivía en mi misma localidad.
"Tranquilo, lo de hetero es simple marketing", le dije.

Nos dimos los messengers y continuamos por ahí la conversación. Me pasó su foto, era exactamente como él me había descrito, me gustaba. De todas formas, por Internet se puede engañar mucho, así que, rechacé su oferta de quedar. Por mucho que me guste el sexo, no me atrevo a quedar con una persona que he conocido por un chat. Pasaremos a denominar a este sujeto como: JC.

Pasaron unos días, y seguíamos manteniendo el contacto. Hablamos de diversos temas, y en ningún momento, volvimos a tocar el tema del sexo o de planear nuestro encuentro. Eso me gustó por su parte, poco a poco, se estaba ganando mi confianza.



Llevo ya varias semanas sin echar un polvo, y este calentón que tengo ahora mismo ni mi mano podría saciar. Le ví entre mis contactos, y me atreví a dar el paso y ver si le apetecía quedar.
No parecía disgustarle la idea, accedió en seguida. "Quedamos en 20 minutos en la puerta del Centro comercial, hasta ahora". "Un momento", me frenó. "Quiero comentarte un par de cosas".
El tiempo corría, pero me intrigaba lo que me quería decir. "Pocas personas saben que soy gay, así que seamos discretos, ¿ok?". Por mi no hay ningún problema. "Y... bueno yo... No la tengo muy grande, te importa?". Sólo os voy a dar un consejo, penes normales. Haced me caso. "Ahora nos vemos".

Eran las 10 menos cuarto, y a estas horas de la noche, y habiendo clase al día siguiente, tenía que encontrar una excusa para poder salir. "Papá, me voy con S a acompañarla a sacar al perro. No llegaré muy tarde, ok?" Me duché rápidamente, me puse lo primero que pillé y... ¡vaya! solo me quedan diez minutos para llegar a la otra punta del pueblo. Mi paso era acelerado. Y sin saber cómo lo hice, llegué puntual. Pero tanta carrera, no sirvió de mucho, me tocó esperarle.

No hay cosa que más odie en este mundo que la impuntualidad. Decidí esperar apoyado en la pared... Pasaba una persona... Otra... Los minutos transcurrían lentos. Cansado de esperar, me planteé el irme a casa. Pero de pronto a lo lejos veo un cuerpo acercarse hacia mi. Está claro que era él.

Le plantó mi mejor sonrisa. "Por fin llegó el momento eh?" le digo alegremente. No sé quien esta más nervioso de los dos, si él o yo. Él me sonríe. Me gusta más en persona que por foto, y es más alto que yo, puntos a favor.



El primer paso esta dado. Ahora toca lo más difícil, ¿dónde lo hacemos?. Mientras buscábamos un sitio, nos contábamos nuestra vida. Me alegra saber, que al menos tiene conversación. Me hubiese sentido muy incómodo si no hubiese sabido de que hablar con él.

Probamos a buscar sitio en un parque al lado del centro comercial, en una zona oscura rodeada de setos. Pero hubo mala suerte, había un grupo de porreros que nos había chafado la primera opción. Tocará buscar otro sitio.

Mientras volvíamos sobre nuestros pasos, le digo "Espera un momento". Me fijo a mi alrededor, y no había nadie transitando las calles. Me acerqué a él, y surgió nuestro primer contacto. Un beso, no muy largo, pero sí muy apasionado. "Vamos a encontrar un sitio ya, por dios...", dijo.

Se reía, no le disgustó esa acción que podría hacer saber a la gente que descubriesen su condición sexual.

Creo que ese día recorrimos todo el sector Norte de mi localidad. "En este parque no, hay demasiada luz". Al caminar entre unos chalets, encontramos una especie de parque comunitario, abierto, y bastante oscuro. Le arrastré hasta allí y le senté sobre un banco. Era el sitio perfecto, no se nos veía. Nos besamos mientras le frotaba la entrepierna. No, no aparentaba tenerla como un elefante, pero no me disgustó. Bajé a su entrepierna, donde me entretuve un rato. Él hizo lo mismo conmigo.

De repente, un coche pasó, y con los faros se iluminó la zona donde estábamos. Mierda, no era un lugar tan ideal. Nos abrochamos los pantalones y tomamos rumbo a encontrar otro sitio.

Otro parque, este lleno de farolas. Lo tienen todo pensado en este ayuntamiento. "¿Y si nos colamos en ese instituto?" Bromeé, o no, quién sabe. La idea no le disgustó, y le veía preparado para saltar la valla. De pronto caí, en mi instituto hay perros. Y no quiero descubrir si en este lo hay. Se lo comenté y reemprendimos la búsqueda.

Una rotonda cuyos bordes era una elevación, la parte interior estaba en obras. Me pregunto que irán a hacer ahí dentro. Sin pensárnoslo dos veces, cruzamos la carretera y nos metimos dentro. Estaba dentro todo lleno de arena movida, no era un sitio muy cómodo. Ahí solo nos besamos y decidimos buscar otro sitio. Ya estaba harto de tanta búsqueda, y no era el único.



Terminamos en el mismo parque en el que lo intentamos al principio, solo que esta vez en la punta opuesta. Aquí tampoco podríamos. Pero debido al calentón que llevábamos los dos, él me cogió y me tumbo entre unos arbustos. Era un mal sitio, pero no nos importó.

Comencé a realizarle una felación, y al rato, él se saco el condón. Se lo colocó, y empezó a penetrarme. No utilizamos ningún tipo de lubricante, y al principio me dolía un poco. Me senté encima de él, llevando yo el dominio.

Estaba disfrutando bastante. Pero hubo algo que me cortó el rollo. "Guau, guau". Eran unos ladridos de perro a mis espaldas, a unos 10 metros. "¡¡Cállate Rufus, déjales!!". Una mujer, paseando a su perro, nos pilló en pleno acto. Creí que me moría de la vergüenza. Cuando se alejó un poco, nos reímos y volvimos a las andadas.

Me colocó en perrito, y empezó a penetrarme con fuerza. Tenía que aguantarme los gemidos, no quería atraer a ninguna otra persona. Mientras me penetraba, él me masturbaba enérgicamente y acabé corriéndome. Él sacó su pene de mi interior y comenzó a masturbarse. Se corrió, y me dio un apasionado beso. Nos vestimos.

Eran las 12. Espero que mi padre no se diese cuenta de que aún no había llegado a casa. Estábamos en el cruce donde nos despediríamos. Es la última vez que le vería, me pregunto si él lo sabría. Me dio la mano para despedirse, hay que guardar las formas estando cerca de su casa. A ver si alguien va a descubrirle.

Y cuando ya me disponía a volver a mi casa, él se acercó a mí y me dió un último beso, lleno de energía y pasión. Nunca olvidaré ese beso.

miércoles, 29 de abril de 2009

Mambo, Tequila

Todo homosexual ha tenido una relación heterosexual en su vida, ya sea a causa del alcohol, o por que fue antes de confirmar su condición de gay.

En mi caso, aún sabiendo mi condición sexual, el destino decidió que mi primera vez fuese con una fémina. Aquel suceso en los baños de una discoteca, ocasionó una sed de sexo que posteriormente, me haría mantener diversas relaciones sexuales con desconocidos.

Cada fin de semana iba de fiesta por Madrid de cacería. No se si el limón será afrodisiaco, pero a mí desde luego, cada chupito de tequila me animaba más a relacionarme con personas que, al cruzarnos las miradas, me sonreían.

Al rato podíamos acabar en los baños, en su coche, en su casa...



Al igual que en el pasado, mi primera vez con una persona de mi mismo sexo fue en los baños de una discoteca. Me encontraba en la barra acompañado de J, y pedimos cuatro chupitos de tequila, dos para cada uno. Nos lo bebimos y alguien dijo a mi lado "Vaya, vais a caer doblados".

Me giro, y ahí se encontraba él. Medía 1'80, moreno, ojos marrones y una barba de dos días que le hacía ser irresistible para mi.

"No te creas, tenemos mucho aguante, sobre todo él", dijo J.
"Espero que tengas tanto aguante para todo", se rió, "Me llamo Carlos".
"Sólo hay un método de descubrir eso, Carlos", le contesté.
"¿Y a qué esperamos?", me preguntó.

Se acercó a besarme y le pregunta antes: "¿Vas a besarme sin siquiera conocer mi nombre?"

"No me interesa tu nombre, solo saber como besas"

Acto seguido comenzamos a besarnos. Sus manos se posaron sobre mi culo, y ejercía fuerza para acercarme hacia él. No era el único que ya tenía una erección.

La gente se estaba poniendo las botas mirándonos, y aunque el hecho de que se fijasen en nosotros me resultaba excitante, debíamos ir a un sitio más privado. Le conduje hasta los baños y ahí, rápidamente me quitó la camiseta.

Comenzó a pasar su lengua por mis pezones mientras con su mano me acariciaba mi sexo. Acto seguido, me bajo los pantalones y comenzó a realizarme una felación. He de admitir, que no era su fuerte. Me dispuse a hacerle una mamada, pero el me paró y dijo: "Apóyate contra la pared".

Mientras me comía el cuello por la espalda, me empezó a introducir un par de dedos... Y al poco rato, sentí que me penetró, poco a poco. Me pregunto si no me permitió comérsela debido al no poseer un pene de gran tamaño, pero desde luego, sintiéndolo en mi interior, me parecía de todo menos pequeño.

A los 5 minutos los dos nos corrimos, aunque me resultó gracioso que él lo hiciese sin realizar el más mínimo ruido, ¿alguien más puede hacer eso?

"Espero que volvamos a repetirlo", me dijo.

Le sonrío a modo de respuesta y salgo del baño. Desde luego, el cuerpo habla por sí solo. Y es mi manera de expresarme con la gente. Cuando se volvió a poner su camisa a cuadros blancos y negros, imitación de la marca Façonnable, provocó un deseo en mi de convertirme en una pequeña ficha del juego de las damas para recorrer su torso y su espalda. Me estaba inspirando un juego con reglas más violables unas que otras.

De todas maneras, ya habíamos jugado una partida, y cuando decidí comenzar la cacería, como norma me impuse no repetir con el mismo jugador.

martes, 28 de abril de 2009

Mi primera vez

Perdí mi virginidad un 26 de Diciembre de 2007, a las 03.30 de la madrugada. A los quince años, un momento así no se puede olvidar nunca.

La gente tiene la necesidad de poner nombres a las cosas, de simplificarlas con palabras, pensando así, equivocadamente, que las puede comprender. Yo, en cambio, intento comunicar cada vez menos con las palabras, y más con el cuerpo.

Si queréis ponerme un nombre, ¡adelante! ¡No me importa! Pero sabed que lo que soy en realidad, es un alma libre, sencillamente.



Siempre me he rodeado de gente mayor que yo, me siento muy agusto e integrado. Debido a esto, he sido muy precoz para ciertos aspectos en la vida de un adolescente y debido a la separación de mis padres, tenía aún más libertad para poder hacer lo que me viniese en gana. A los 15 años empecé a salir de fiesta durante la noche madrileña y gracias a que aparento más edad, no me han pedido el DNI en la puta vida.

Un fin de semana hubo una quedada con varias amistades del mismo círculo, que lo compone gente de diversas partes de España. Pero a mí, a quien más me interesaba ver ese día, era a D. Le conocí el día de su cumpleaños, justo hoy hace dos años, en otra quedada. Desde el primer momento conectamos bastante, y de ahí surgió una gran amistad, a distancia, pero una gran amistad. Siempre que venía a pasar unos días a Madrid, nos veíamos y, como siempre, lo pasábamos genial. Además, al igual que yo, es una chica muy liberal.



Mierda, me he quedado dormido. Como rápidamente, me ducho, me pongo como siempre lo primero que pillo y ¡hasta luego Mamá! Pillo el primer bus que encuentro hacia Madrid, aún me queda un largo camino hasta llegar a Alcobendas desde mi pueblo. Me recorro todo el metro hasta llegar a la punta opuesta de Madrid. Y cuando llegué al sitio de la quedada, allí estaba ya ella, en el suelo, tirada comiendo arroz. Al verla me lancé hacia ella como si hubiese estado en un desierto vagando durante tres días muerto de sed, y de pronto encuentro un oasis. Al menos, cuando la sentí entre mis brazos, me dí cuenta de que no se trataba de un espejismo.

Pasó la tarde, reíamos, nuestra amiga N decía sus maravillosas frases celebres como "estoy hermética", cuando en realidad quería decir "estoy histérica". En fin, fue una buena tarde. De repente, comenzó el tonteo por parte de D hacia mi. En ese momento, supé que, en un momento u otro, acabaríamos liándonos.

N, D y yo nos dirigimos al VIPS, para comprar preservativos. A la noche todos nos iríamos de fiesta, y teníamos que ir preparados. Nos sajaron la vida por ellos, 9 euros. Nunca compréis en el Vips, al no ser que caguéis dinero.

Entonces D me dijo al oído... "De esta noche no te libras, no tienes excusa".



Al llegar a Villalba de noche, nos dirigíamos donde normalmente hacíamos botellón, denominado por mi como La Roca. Pero de la estación a La Roca hay un buen trecho, gracias a dios, G apareció con su coche e instantáneamente me introduje en él.

Mientras esperábamos a que los demás llegasen, nosotros empezamos a beber. Una vez llegaron todos, comenzó la perversión. Nos reíamos, nos besábamos unos con otros... Y D acabó acercándose a mi y dijo... "Acompáñame a mear..."

Me agarró de la mano y sólo me reí. Íbamos demasiado alcoholizados. La Roca, se llama así por ser nada más y nada menos que una elevación montañosa, en la que si puedes correr riesgo de matarte estando sobrio, ebrio ni te cuento. Total, empezamos a separarnos del grupo, cuando de repente ella tropezó y yo con ella...

Caí tumbado encima de ella, y de repente comenzamos a darnos un profundo y largo beso, seguido de caricias fuertes y salvajes llenas de pasión. Fui bajando dándole besitos por el cuello... Entre sus senos... Le bajé el pantalón, y ahí comencé a hacerle un cunilingus, al principio sin acertar he de admitir, ya que ella decía "Más abajo...". Posteriormente empecé a masturbarla con mis dedos... Tras unos 10 minutos, nos dimos cuenta de que seguíamos muy cerca del grupo y que, C, incluso nos había visto.

Esto no nos freno, solo seguimos bajando la montaña, sin parar de besarnos y reírnos y lo retomamos donde lo habíamos dejado. Me estaba quitando la camiseta cuando de pronto escuchamos "¿Hola?"
Se trataba de A y J, que a pocos metros de nosotros estaban realizando el acto sexual.

Solamente nos reímos, y cada uno siguió a lo suyo. Estuve un rato masturbándola cuando de repente oímos desde lejos un ¡¡Nos vamos!!. Se terminó la diversión. Nos vestimos y nos dirigimos hacia donde se encontraba el grupo.

Llegamos, y eramos el centro de todas las miradas. "Tienes sangre en el cuello", me dijo C. Está claro que se trataba de un chupetón. "Nos has visto, verdad?", le dije. Y no encuentro la explicación al por qué acto seguido de decirme eso ella se lanzó a besarme. Yo no frené el beso. Al rato, estaba tirado en el suelo con F y D al lado. A causa del alcohol, no recuerdo nítidamente nuestra conversación, solo sé que los tres acabamos besándonos mutuamente. Era excitante, la gente nos miraba y eso me animaba a seguir.

Hora de irse. Pero antes, tuve que acompañar a D a que vomitara, demasiado vodka en vena. Bajamos con cuidado la peligrosa montaña, y nadie se mató, milagrosamente. Caminamos... Hasta llegar al local donde siempre acabábamos. Al entrar, ella dijo... "Voy a entrar en el baño de las chicas, ahí te espero".

Se metió, y a continuación entré yo también. Allí dentro estaba N y Noe. Noe se quedó impactada, N tan solo dijo: "Bueno, al menos vosotros aprovecharéis los condones". Pobrecilla, tiene un novio que esta bastante bueno, y no la satisface...

Y ahí me encontraba yo, con D, en los baños de una discoteca, esta vez dispuestos a terminar lo que antes habíamos comenzado. La empuje contra la pared, y comencé a besarla mientras la masturbaba... Ella estaba muy excitada, y yo he de admitir que también. Tras realizarnos sexo oral mutuamente, pasamos a la penetración. Se apoyó contra el water, dándome la espalda y teniendo una buena visibilidad de su sexo. No estaba bien depilada, así que seguramente no tenía intenciones desde el principio de que esto pasará, han sido cosas que el destino ha decidido. Al principio la penetraba de forma suave mientras me acercaba a su nuca y le comía la oreja. De repente ella dijo "Dame fuerte".

Sin contemplación empecé a penetrarla de forma fuerte y rápida. Es increíble lo bien que me desenvolvía para ser la primera vez. Siempre pensé que en una relación sexual los nervios me fallarían y acabaría eyaculando rápido. Qué equivocado estaba. Pasaba el rato, yo seguía penetrándola apasionadamente mientras ella gemía de placer y gritaba "No pares".

Media hora... Una hora... Una hora y media...

Entonces ella se separó y se agachó hasta encontrarse con mi miembro. Comenzó a masturbarlo hasta que eyaculé. "Me ha sorprendido el aguante que has tenido", me dijo.

Nos vestimos, y los dos salimos del baño, como si nada hubiese pasado. Éramos la comidilla. A los 5 minutos cerraron el bar, y todos nos dirigimos a la renfe. No comentamos el tema esa noche de vuelta a nuestras respectivas casas, y al día siguiente, ella se fué de vuelta a Barcelona. Días después del suceso, ella y yo hablábamos del tema riéndonos de lo que pasó. Desde luego, cómico era.



Hoy la he llamado por teléfono. "Hoy es tu cumpleaños, ¿no?". Estaba en lo cierto, me ha gustado saber de ella, aunque hemos hablado poco. La semana que viene hará una visita a Madrid, así que nos veremos e iremos de fiesta.

Me pregunto si alguna vez se repetirá lo que ya hicimos en el pasado.

domingo, 12 de abril de 2009

Llámalo X

[[ Todos los nombres han sido modificados o abreviados para proteger a los inocentes, es decir, a mí ]]