jueves, 30 de abril de 2009

El mejor amigo del hombre

Es increíble como internet ha cambiado a la sociedad de hoy en día. La forma en que nos entretenemos, buscamos información, compramos... Y la forma en que ligamos. Hoy en día, por internet se puede conocer gente mediante distintas páginas: Tuenti, Facebook, Fotolog...

Pero la forma de ligar más interesante, bajo mi punto de vista, son los chats.

Un chat es una página donde adoptas un nick e interactúas con otras personas de distintas partes del mundo. Lo más curioso, es que, hoy en día, el 99% de las personas que frecuentan los chats, solo buscan una cosa... sexo fácil.

Tras un periodo de tiempo manteniendo relaciones con desconocidos que me encontraba cuando salía de fiesta, me dio por investigar este nuevo mundo: los chats. Solo hay una cosa de la que no advierten... Una vez entras en ese mundo, es muy difícil salir, se convierte en tu nicotina.



En red, actualmente hay numerosos chats: terra, yahoo, orange, portalchat... El que más me llamo la atención, fue el chat de chueca, aunque a partir de ahora me referiré a él como Mercadona. Eso en realidad no es un chat, es un simple supermercado, en el que entras, observas la mercancía, y la que te gusta, te la llevas.

Es importante adoptar un nick que sea llamativo y venda, y yo, eso siempre he sabido hacerlo muy bien. Es curioso, como las personas que se introducen en los chats, se sienten tan atraídos por personas que dicen ser heterosexuales. Perdóname, estas en un chat de maricas sedientos de sexo, no puedes decir que eres hetero y que te mueres por comer una poya.

De todas formas, si eso es lo que más vende, ese será mi nick: Hetero_18.

Al instante, decenas de conversaciones privadas me invaden. "Hola, ¿qué tal? ¿de donde eres? ¿qué buscas? ¿eres sumiso? ¿la tragas entera? Tengo 44, ¿te importa?". Esas las frases más comunes que una persona te puede soltar por un chat.

Aunque no niego que busque sexo por un chat, no voy a tirarme al primer desesperado que se me presente. Se lo tendrán que currar. Aún así, como no pierdo nada por informarme sobre mis sujetos, a algunos les sigo el juego, pero siempre termina en el momento en el que pasan su foto.

Es muy fácil decir que mides 1'80, estas fibrado, ojos verdes, pelo corto, sin pluma, 18 centímetros... Pero a la hora de la verdad, todo eso se descubre. ¿Qué ganas mintiendo desde el principio?



Parecía que mi primera experiencia en un chat no iba a dar sus frutos. Cuando de repente, me abre un privado alguien que misteriosamente me atrae. Su nick era: "SoyMuyFeo".

No se distinguía mucho de los otros, utilizaba el mismo patrón de preguntas. Pero de repente, uno de sus datos, fue de especial interes para mi. Este chaval, vivía en mi misma localidad.
"Tranquilo, lo de hetero es simple marketing", le dije.

Nos dimos los messengers y continuamos por ahí la conversación. Me pasó su foto, era exactamente como él me había descrito, me gustaba. De todas formas, por Internet se puede engañar mucho, así que, rechacé su oferta de quedar. Por mucho que me guste el sexo, no me atrevo a quedar con una persona que he conocido por un chat. Pasaremos a denominar a este sujeto como: JC.

Pasaron unos días, y seguíamos manteniendo el contacto. Hablamos de diversos temas, y en ningún momento, volvimos a tocar el tema del sexo o de planear nuestro encuentro. Eso me gustó por su parte, poco a poco, se estaba ganando mi confianza.



Llevo ya varias semanas sin echar un polvo, y este calentón que tengo ahora mismo ni mi mano podría saciar. Le ví entre mis contactos, y me atreví a dar el paso y ver si le apetecía quedar.
No parecía disgustarle la idea, accedió en seguida. "Quedamos en 20 minutos en la puerta del Centro comercial, hasta ahora". "Un momento", me frenó. "Quiero comentarte un par de cosas".
El tiempo corría, pero me intrigaba lo que me quería decir. "Pocas personas saben que soy gay, así que seamos discretos, ¿ok?". Por mi no hay ningún problema. "Y... bueno yo... No la tengo muy grande, te importa?". Sólo os voy a dar un consejo, penes normales. Haced me caso. "Ahora nos vemos".

Eran las 10 menos cuarto, y a estas horas de la noche, y habiendo clase al día siguiente, tenía que encontrar una excusa para poder salir. "Papá, me voy con S a acompañarla a sacar al perro. No llegaré muy tarde, ok?" Me duché rápidamente, me puse lo primero que pillé y... ¡vaya! solo me quedan diez minutos para llegar a la otra punta del pueblo. Mi paso era acelerado. Y sin saber cómo lo hice, llegué puntual. Pero tanta carrera, no sirvió de mucho, me tocó esperarle.

No hay cosa que más odie en este mundo que la impuntualidad. Decidí esperar apoyado en la pared... Pasaba una persona... Otra... Los minutos transcurrían lentos. Cansado de esperar, me planteé el irme a casa. Pero de pronto a lo lejos veo un cuerpo acercarse hacia mi. Está claro que era él.

Le plantó mi mejor sonrisa. "Por fin llegó el momento eh?" le digo alegremente. No sé quien esta más nervioso de los dos, si él o yo. Él me sonríe. Me gusta más en persona que por foto, y es más alto que yo, puntos a favor.



El primer paso esta dado. Ahora toca lo más difícil, ¿dónde lo hacemos?. Mientras buscábamos un sitio, nos contábamos nuestra vida. Me alegra saber, que al menos tiene conversación. Me hubiese sentido muy incómodo si no hubiese sabido de que hablar con él.

Probamos a buscar sitio en un parque al lado del centro comercial, en una zona oscura rodeada de setos. Pero hubo mala suerte, había un grupo de porreros que nos había chafado la primera opción. Tocará buscar otro sitio.

Mientras volvíamos sobre nuestros pasos, le digo "Espera un momento". Me fijo a mi alrededor, y no había nadie transitando las calles. Me acerqué a él, y surgió nuestro primer contacto. Un beso, no muy largo, pero sí muy apasionado. "Vamos a encontrar un sitio ya, por dios...", dijo.

Se reía, no le disgustó esa acción que podría hacer saber a la gente que descubriesen su condición sexual.

Creo que ese día recorrimos todo el sector Norte de mi localidad. "En este parque no, hay demasiada luz". Al caminar entre unos chalets, encontramos una especie de parque comunitario, abierto, y bastante oscuro. Le arrastré hasta allí y le senté sobre un banco. Era el sitio perfecto, no se nos veía. Nos besamos mientras le frotaba la entrepierna. No, no aparentaba tenerla como un elefante, pero no me disgustó. Bajé a su entrepierna, donde me entretuve un rato. Él hizo lo mismo conmigo.

De repente, un coche pasó, y con los faros se iluminó la zona donde estábamos. Mierda, no era un lugar tan ideal. Nos abrochamos los pantalones y tomamos rumbo a encontrar otro sitio.

Otro parque, este lleno de farolas. Lo tienen todo pensado en este ayuntamiento. "¿Y si nos colamos en ese instituto?" Bromeé, o no, quién sabe. La idea no le disgustó, y le veía preparado para saltar la valla. De pronto caí, en mi instituto hay perros. Y no quiero descubrir si en este lo hay. Se lo comenté y reemprendimos la búsqueda.

Una rotonda cuyos bordes era una elevación, la parte interior estaba en obras. Me pregunto que irán a hacer ahí dentro. Sin pensárnoslo dos veces, cruzamos la carretera y nos metimos dentro. Estaba dentro todo lleno de arena movida, no era un sitio muy cómodo. Ahí solo nos besamos y decidimos buscar otro sitio. Ya estaba harto de tanta búsqueda, y no era el único.



Terminamos en el mismo parque en el que lo intentamos al principio, solo que esta vez en la punta opuesta. Aquí tampoco podríamos. Pero debido al calentón que llevábamos los dos, él me cogió y me tumbo entre unos arbustos. Era un mal sitio, pero no nos importó.

Comencé a realizarle una felación, y al rato, él se saco el condón. Se lo colocó, y empezó a penetrarme. No utilizamos ningún tipo de lubricante, y al principio me dolía un poco. Me senté encima de él, llevando yo el dominio.

Estaba disfrutando bastante. Pero hubo algo que me cortó el rollo. "Guau, guau". Eran unos ladridos de perro a mis espaldas, a unos 10 metros. "¡¡Cállate Rufus, déjales!!". Una mujer, paseando a su perro, nos pilló en pleno acto. Creí que me moría de la vergüenza. Cuando se alejó un poco, nos reímos y volvimos a las andadas.

Me colocó en perrito, y empezó a penetrarme con fuerza. Tenía que aguantarme los gemidos, no quería atraer a ninguna otra persona. Mientras me penetraba, él me masturbaba enérgicamente y acabé corriéndome. Él sacó su pene de mi interior y comenzó a masturbarse. Se corrió, y me dio un apasionado beso. Nos vestimos.

Eran las 12. Espero que mi padre no se diese cuenta de que aún no había llegado a casa. Estábamos en el cruce donde nos despediríamos. Es la última vez que le vería, me pregunto si él lo sabría. Me dio la mano para despedirse, hay que guardar las formas estando cerca de su casa. A ver si alguien va a descubrirle.

Y cuando ya me disponía a volver a mi casa, él se acercó a mí y me dió un último beso, lleno de energía y pasión. Nunca olvidaré ese beso.

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