sábado, 27 de junio de 2009

A dos velas

Ya he cogido el autobus. Me dirijo hacia Madrid, cuando llegue a nuestro punto de encuentro, me vendrá a buscar en coche.

Mientras espero en la esquina del metro, veo como un latino, borracho perdido, se me acerca y me pregunta "¿Tu cuanto me cobrarías por una mamada?". Forma sutil de llamarme puta.
Le mando a la mierda y me alejo un poco. Al rato, veo como un deportivo frena delante de mi.
Me subo all coche y nos dirigimos hacia el centro.



Desde luego la cam le favorece. Es bastante mono y le saco una cabeza. Llegamos al restaurante y agradezco la presencia del vino, pues estaba bastante nervioso y con cada trago mi calma aumentaba y me iba sintiendo más agusto. Es un encanto la verdad, es tal y como le esperaba.

Tras ponernos al tanto de nuestra vida y terminar la cena, cogimos el coche. "¿Quieres conocer a mis amigas?", me preguntó. A mi no me importa, así que paró el coche y las llamó.
Estaban de fiesta, así que tendría que conocerlas otro día. Mientras hablábamos un poco en el coche, antes de devolverme a mi casa, acabé por lanzarme. Me estaba portando demasiado bien con él.



Tras un largo beso, nos dirigimos hacia mi pueblo y al llegar a mi casa, solo pensaba en volver a verle.



Por cierto, tuve que inventarme una excusa, así que le dije a Raul que iba a pasar el fin de semana en casa de mi hermana estudiando.

jueves, 18 de junio de 2009

¿Verde o maduro?

Me duele todo. El cuerpo es una máquina y toda máquina se estropea.
Me he machacado tanto estos meses que me he desgarrado el isquiotibial.
Tres meses sin bailar. Me jode tener que parar, pero me queda poco tiempo para las pruebas del conservatorio y prefiero reposar.



Sigo frecuentando el Mercadona. Nada interesante. Solo obsesos por el cerdeo y sexo fácil. Irónicamente, es más fácil encontrar sexo dificil por el chat que fácil.

Llevo tiempo hablando con un hombre mayor que yo. Me resulta muy atractivo y tiene mucho mundo y comparte el gusto por lo que más me apasiona en esta vida, la danza.

Al mismo tiempo, he conocido un chaval también por el Mercadona. A partir de este momento denominaremos a este sujeto como "Ángel". Universitario, 19 años, actor y cantante. Me resulta atractivo, pero tambien es cierto que a mi el vello facial me pierde. Me da la sensación de que es demasiado gay. No me equivocaba.



Este fin de semana he quedado con "Raul", el maduro. Estoy nervioso, he de admitir. No sé si sabré desenvolverme con una persona mayor que yo, si cumpliré sus expectativas sobre mi.

He estado hablando bastante también con Ángel, y poco a poco, me esta gustando. Quiere que nos conozcamos, y me ha propuesto una cita para este fin de semana.



Dos citas un mismo día, he de decidirme.

viernes, 12 de junio de 2009

360 calorías

Se me ha caido todo encima. El castigo que se me ha impuesto por traer a casa a un desconocido ha sido peor de lo que imaginé. Me van a quitar la conexión a Internet (¡¡la hecatombe!!) pero el motivo de mi llanto no es ese.

No puedo imaginarme como será mi vida sin realizar lo que ha acabado convirtiéndose en mi forma de vida. Me van a desapuntar de Ballet.

No me arrepiento, pero no quita que me duela. Al menos tengo a J a mi lado para que me sequé las lágrimas, o eso creo.



A los días, mantuve una conversacion con mi padre. Acabó llorando. "Sólo intento ser un buen padre hijo, pero no me lo pones fácil".
No me va a desapuntar de Ballet y estaré castigado un mes sin internet. Poco a poco la tormenta va desapareciendo.

Siempre me han definido como una persona muy fría, carente de sentimientos en muchos momentos. La tarde que retomé las clases de danza tras este suceso, acabé llorando de alegría. Cada vez tengo más claro que este es mi mundo, peor J no parece entenderlo.



Mi modo de comunicación con J ha pasado a ser vía móvil.

Antes de comenzar nuestra relación le avisé que yo no disfruto de mucho tiempo libre y que no podría quedar cuando él quisiese. Me insistía para vernos todos los días, y yo rechazaba sus ofertas, lo cual acaba en discusión siempre.

Una fría noche estaba con mi amiga Mariloli tomando unas cañas en un bar, y él me llamo.
"No tienes que acceder si no quieres, ¿ok? Pero te apetece venir a pasar la noche a mi casa"
Le dije que no, y no esperaba esa respuesta. La asimiló bien.

Al llegar a casa, me encontré con que ya tenía conexión a Internet. Hablé con él, y acabé accediendo su oferta de pasar la noche en su casa. Me vino a recoger en coche y acabamos en su casa. Uno tras otro, el mismo ritual insaciable de siempre.

Cuando nos dispusimos a dormir, me sonó el móvil. Mensaje de mi padre. "Me tienes aburrido".
Me cazaron. Normal por otra parte, actúe sin montarme bien las cosas.
Ese mensaje, curiosamente, se reenvió 4 veces durante toda la noche.

Poco a poco fui entendiendo que nuestra relación solo se estaba basando en sexo, sexo y más sexo.

Una hora de sexo quema 360 calorías. Menos mal que siempre he tenido problemas para engordar y para adelgazar, sino, me hubiese quedado en los huesos.



Una tarde falté a Ballet. Pasé la tarde en su casa, follando, como no. Pero hubo un problema, los condones que tenía él no eran de una calidad muy buena, y se le rompían en cuanto se los ponía. No eran de su tamaño.

Dejó caer la posibilidad de hacerlo sin condón. No rechacé la oferta, y he de admitir que no hay color.



Al tiempo fue pensando que empezaba a pasar de él, que no quería verle e incluso que podría haber otro.

Una noche me confesó que había pasado el fin de semana con un chico, y no jugando al parchís especialmente. Se arrepentía, pero yo no puedo estar con alguien que no sabe lo que quiere.

Es el momento de dedicar plenamente mi vida a mi verdadero amor, la danza.

martes, 9 de junio de 2009

Zumo para dos

Quería conocer a alguien, alguien a quien querer, alguien quien me quiera, alguien con quien compartir mi tiempo... Y le he encontrado.



He comenzado una relación con J, mi primera relación seria se puede decir. Sólo de pensarlo se me dibuja una sonrisa en la cara. En pleno Invierno, con la nieve callendo sobre Madrid, nuestra relación se consolida poco a poco, y, aunque lo único que nos forma como pareja son nuestras numerosas relaciones sexuales, a su lado me siento más feliz que con nadie.



Nos dirigimos en coche hacia el polígono industrial de mi pueblo. Esta todo nevado, y acabamos por meternos en un callejón, necesitamos intimidad para lo que se avecina. Tras los preliminares pasamos a la penetración. Él empezó a introducir su sexo en mi ano y yo me apoyé sobre el asiento delantero del conductor, cuando de repente, mi peso provocó que del coche saliese un pitido provocado por la bocina del volante. Este ruido fue bastante inesperado para nosotros y nos entró la risa.

Tras un rato penetrándome a duras penas (digan lo que digan, los coches son super incómodos) él dijo "Tengo que hacer esto". Abrió la puerta, me sacó del coche, me apoyó contra el frío capó, con los pies descalzos apoyados sobre la nieve del suelo, y ahí comenzó a penetrarme fuertemente. Cuando nuestra sensibilidad empezó a verse afectada, volvimos al coche, con una sonrisa pícara dibujada en la cara, ha sido una experiencia divertida.

Terminó por penetrarme en "la postura fatal", postura la cual me vuelve loco y acabo por correrme siempre en esa posición.



Hoy es su cumpleaños, y una locura ha surgido en mi cabeza. A la noche, se quedaría a dormir conmigo en mi casa, aun estando mi padre en la habitación contigua. Debido a la abundante nieve, mi padre me dijo que seguramente al día siguiente tendría que madrugar para ir a trabajar y retirar la nieve del pueblo, así que el escape de J no será difícil.

Llegó a mi casa en coche, nos subimos y fuimos a un lugar ya conocido, el polígono de mi pueblo. Ahí comenzamos el típico ritual en la parte trasera de su coche, sólo que hoy, me siento más cañero sexualmente. Curiosamente, hoy volví a apoyarme sobre el volante y otro pitido nos provocó una risa tonta a ambos. Mi excitación ha llegado a tal punto, que estoy agarrado fuertemente a los cabeceros traseros, llevando todo el control de la penetración. Los gemidos de J cada vez son más fuertes, y los bruscos movimientos del coche delantan totalmente nuestros actos. Tras corrernos los dos, añadió él: "Qué sepas, que ahora mismo me acabas de violar".



A las 12 de la noche, como si de Cenicienta me tratase, regresé a casa, pero esta vez Cenicienta trajo a su Príncipe, y no tenían buenas intenciones. Nos acostamos en mi cama, y como si de conejos nos tratásemos, toda la noche, un polvo tras otro, intentando no hacer ruido para no despertar a mi padre, pero los gemidos se escapaban alguna que otra vez.

A las 8 de la mañana, destrozados, J me dijo que le pareció escuchar a mi padre irse. Fui a comprobarlo a la cocina, y descubrí que J se equivocó. Mi padre seguía allí. Bebí un vaso de zumo de naranja y dije a mi padre que me iba a acostar de nuevo. Al volver a la cama, le informé de la situación. No le tuvo que importar mucho, pues se avalanzó hacia mi y volvimos al ruedo.

Al rato, cuando me encontraba encima de él, la puerta se empezó a abrir. Se trataba de mi padre, pero no consiguió entrar. Al final resultó que el pomo de mi puerta, si le haces un movimiento de muñeca, se bloquea. Al final si tiene pestillo.

Rápidamente, me puse una camiseta, y sólo una camiseta, abrí la puerta y pregunté a mi padre que quería. Se me olvidó el dato de que mi pene se encontraba erecto. Tenía él un vaso de zumo de naranja natural en las manos, y dijo que venía a darmelo. Lo cogí y me preguntó: "¿No estas solo verdad?". "No", le respondí. "Muchas gracias por la confianza que depositas en mí", me recriminó. Se dió media vuelta, y yo bastante preocupado me senté en la cama.

J intentó animarme, y dijo "No te preocupes, si creo que no le ha importado tanto, me esta haciendo otro zumo a mi". Anonadado, escuchaba de fondo en la cocina el sonido del exprimidor.

Al rato, mi padre llamó a la puerta. Efectivamente, había hecho otro zumo para J.



Tras vestirnos, nos fuimos de mi casa, necesitaba tomar el aire. "Ahora hablamos cuando vuelva", le dije a mi padre.

Fuimos en coche a un parque de mi pueblo, todo nevado. Dimos un paseo abrazados y, tras desahogarme con un par de gritos, cogimos el coche y dimos una vuelta por el pueblo.

Acabamos en la estación de cercanías. Y en la parte delantera del coche, comencé a realizarle una felación a J. Nos puede el vicio.