miércoles, 29 de abril de 2009

Mambo, Tequila

Todo homosexual ha tenido una relación heterosexual en su vida, ya sea a causa del alcohol, o por que fue antes de confirmar su condición de gay.

En mi caso, aún sabiendo mi condición sexual, el destino decidió que mi primera vez fuese con una fémina. Aquel suceso en los baños de una discoteca, ocasionó una sed de sexo que posteriormente, me haría mantener diversas relaciones sexuales con desconocidos.

Cada fin de semana iba de fiesta por Madrid de cacería. No se si el limón será afrodisiaco, pero a mí desde luego, cada chupito de tequila me animaba más a relacionarme con personas que, al cruzarnos las miradas, me sonreían.

Al rato podíamos acabar en los baños, en su coche, en su casa...



Al igual que en el pasado, mi primera vez con una persona de mi mismo sexo fue en los baños de una discoteca. Me encontraba en la barra acompañado de J, y pedimos cuatro chupitos de tequila, dos para cada uno. Nos lo bebimos y alguien dijo a mi lado "Vaya, vais a caer doblados".

Me giro, y ahí se encontraba él. Medía 1'80, moreno, ojos marrones y una barba de dos días que le hacía ser irresistible para mi.

"No te creas, tenemos mucho aguante, sobre todo él", dijo J.
"Espero que tengas tanto aguante para todo", se rió, "Me llamo Carlos".
"Sólo hay un método de descubrir eso, Carlos", le contesté.
"¿Y a qué esperamos?", me preguntó.

Se acercó a besarme y le pregunta antes: "¿Vas a besarme sin siquiera conocer mi nombre?"

"No me interesa tu nombre, solo saber como besas"

Acto seguido comenzamos a besarnos. Sus manos se posaron sobre mi culo, y ejercía fuerza para acercarme hacia él. No era el único que ya tenía una erección.

La gente se estaba poniendo las botas mirándonos, y aunque el hecho de que se fijasen en nosotros me resultaba excitante, debíamos ir a un sitio más privado. Le conduje hasta los baños y ahí, rápidamente me quitó la camiseta.

Comenzó a pasar su lengua por mis pezones mientras con su mano me acariciaba mi sexo. Acto seguido, me bajo los pantalones y comenzó a realizarme una felación. He de admitir, que no era su fuerte. Me dispuse a hacerle una mamada, pero el me paró y dijo: "Apóyate contra la pared".

Mientras me comía el cuello por la espalda, me empezó a introducir un par de dedos... Y al poco rato, sentí que me penetró, poco a poco. Me pregunto si no me permitió comérsela debido al no poseer un pene de gran tamaño, pero desde luego, sintiéndolo en mi interior, me parecía de todo menos pequeño.

A los 5 minutos los dos nos corrimos, aunque me resultó gracioso que él lo hiciese sin realizar el más mínimo ruido, ¿alguien más puede hacer eso?

"Espero que volvamos a repetirlo", me dijo.

Le sonrío a modo de respuesta y salgo del baño. Desde luego, el cuerpo habla por sí solo. Y es mi manera de expresarme con la gente. Cuando se volvió a poner su camisa a cuadros blancos y negros, imitación de la marca Façonnable, provocó un deseo en mi de convertirme en una pequeña ficha del juego de las damas para recorrer su torso y su espalda. Me estaba inspirando un juego con reglas más violables unas que otras.

De todas maneras, ya habíamos jugado una partida, y cuando decidí comenzar la cacería, como norma me impuse no repetir con el mismo jugador.

2 comentarios: