sábado, 2 de mayo de 2009

Hay alguien ahí

Siempre se ha dicho que la vida esta llena de puertas y que debemos hacer nuestras elecciones ante los desvíos que los diferentes caminos nos ofrecen.



Estoy alcoholizado y con unas ganas increíbles de sexo. Me encuentro en la macrodiscoteca de mi pueblo, donde el alcohol es de mala calidad y de precios elevados, la música es pésima y, lo que es peor, no hay ningún homosexual a la vista.

Llevo un rato con mi circulo de amistades bailando y haciendo el tonto. Si tengo que aguantar esto mucho más, necesitaré más alcohol en vena. Me dirigí a la barra de uno de los puestos dirigidos por los distintos locales de mi pueblo. "Un chupito de tequila, por favor".

"Ponme a mi un chupito de tequila y otro para el chaval", dijo una voz a mi lado. Un hombre de unos 25 años se encontraba a mi lado. Me lo quedé mirando, perplejo. Me sonrió, y ahí entendí que mi amigo el Tequila me ayudaría de nuevo a ligar.

"No sé si debería beber más, ¿eh? Dentro de poco no sé si seré consciente de lo que haga".

"Mejor, así me será más fácil ligar contigo". Me pregunto si estará de coña, pero le veo muy convencido. Solo me limito a sonreírle. "Parece que no te ha disgustado mi comentario", me suelta. "¿A mí? Poco me conoces", le reproché.

De repente, se acercó a mi y, susurrándome al oído dijo "Si me dejas podríamos conocernos mejor mientras vamos a mi casa".

Sin pensármelo dos veces, y sin avisar a mis amigos me dirigí con este extraño a la salida del campo de fútbol, lugar donde el ayuntamiento sitúa la macro. Andamos un buen trecho hasta llegar a su coche, mientras manteníamos una conversación bastante entretenida.



Al llegar a su casa, me dijo que debía comprobar si sus padres se encontraban en ella. Me metió en su cuarto, y mientras él comprobaba si había alguien en la casa, me acomodé en la cama. Regresó, y con una sonrisa se abalanzó sobre mi. "No hay moros en la costa, ¿no?", le pregunté. "No te preocupes".

Comenzó a desnudarme. Se trata de un buen amante, sabe acariciar muy bien y me esta excitando bastante. Su lengua empieza a recorrer mi cuello... baja por mi torso y termina por realizarme una felación. No tardé en correrme, aún así, nunca he tenido problemas de erección. A pesar de eyacular, mi pene suele mantenerse rígido, y más aún si me encuentro a un sujeto que sabe satisfacerme tan bien. Comprendió que, aunque yo ya hubiese alcanzado el climax, quería más. Me giró, y comenzó a penetrarme.

Me he encontrado a un dios del sexo. Y mientras él, poco a poco me hacía alcanzar la gloria, oí un ruido. "Creo que han llegado tus padres", le dije asustado. "No te preocupes, mis padres están aquí desde que llegamos".

Ante mi cara de indignación, me explicó que sus padres son sordomudos, así que por mucho ruido que hiciésemos ni se enterarían. Mi cara de incredulidad le animó a pegar un grito, afirmando su teoría.

"Ya te lo dije, no te preocupes y disfruta". Le hice caso, adopté el control y comencé a satisfacerle.

La gente siempre dice que, en una relación, prefieren estar debajo. Mi caso es el contrario, llevar las riendas de la situación, y ser yo quien, con cada movimiento de mi cadera, pueda ver la cara de placer que adopta mi juguete.

Entre nuestros gemidos y el sonido de la cama, estábamos haciendo bastante ruido, y, finalmente, el orgasmo que le provoqué fue la nota final.

Me cogió en brazos y me situó junto a él en la cama, abrazados, con mi cabeza apoyada sobre su pecho, donde me dormí.



Al despertarme, me encontré encima del hombre que tanto placer me había proporcionado durante la noche. Me incorporé y miré el reloj de mi móvil. Las diez y media. Debo volver a casa. Empecé a vestirme. "'¿A dónde vas?". "Debo irme, es tarde y debo dar señales de vida a mi padre", le contesté.

"¿Vas a irte sin pegarte una ducha?". Se levantó y me empezó a arrastrar al baño. "Un momento, ¿y tus padres?", le pregunté. "Tranquilo, a estas horas no estarán en casa".

Me desnudó y me metió en la ducha con él. De nuevo, bajo el agua que caía sobre nosotros, comenzó el mismo ritual que durante la noche tanto me hizo gozar.

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