viernes, 22 de mayo de 2009

Sólo con coco

He mantenido el contacto con J via messenger tras nuestro primer encuentro y, al mismo tiempo, noto que algo se esta originando en mi interior, y no, no me refiero a haberme quedado embarazado.

A día de hoy, siento que mi vida sexual, aunque muy placentera, ha estado vacia de sentimiento. Sentirme querido por alguien, y que ese sentimiento sea recíproco, es algo, que a día de hoy aún desconozco. Este modo de pensar ha hecho replantearme mi vida y he llegado a una conclusión. Quiero conocer a alguien, alguien a quien querer, alguien quien me quiera, alguien con quien compartir mi tiempo...



Me dirijo hacia Mostoles, he quedado con J. La idea principal es solo hablar, los dos estamos de bajón y hemos conectado bastante, pero la carne es débil. Tras ir al extraradio de la ciudad, nos situamos en la parte trasera del coche. Nos abrazamos el uno al otro, y nada más.

Sólamente usé dos de mis sentidos. El oido me permitía escuchar esos pasos de elefante que salían de su torso, y el tacto, me hacía darme cuenta de la presión que sus brazos ejercían sobre mí, cada vez más fuerte, como si no quisiera dejarme escapar.

Al final, al igual que en la primera cita, mis labios se juntaron a milésimas de distancia de los suyos, y como en el pásado, el primero en lanzarse volvió a ser él.

De los besos pasamos a las caricias, de las caricias, a la masturbación, de la masturbación, al sexo oral... Y nada más. No teníamos condones, así que todo quedaría en eso.

Me senté frente a él y agarré nuestros penes con mis manos, masturbando ambos al unisono. Nuestro calor corporal hizo que las ventanas del coche se llenarán de vaho, delatando el uso que estabamos dando al coche. Acabamos por corrernos al mismo tiempo. Tras esto, ocurrió algo que no me esperaba.

Volví a acabar rodeado por sus brazos, sintiendo sus latidos y su respiración sobre mi, algo que a día de hoy, nunca había experimentado. Y me gustó, ya lo creo que me gustó...

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